Los Olivos en 1968, cuando, todavía no era Puerto Ordaz

jueves, 14 de diciembre de 2023

Recuerdos del Colegio Yocoima"

Al Colegio Yocoima le han cambiado el nombre. Hay que comprender que esto toca fibras sensibles en los antiguos vecinos de Los Olivos: los que llegaron a habitar  la urbanización con su familia a principios de los años sesenta; los que vivieron momentos de su infancia en sus aulas de clase; los que asistieron allí a  misa,  participaron en los primeros eventos deportivos de la urbanización y  en la política electoral, porque cuando se funda la urbanización “El Yocoima” era el centro de todo.

La historia de Los Olivos,  durante mucho tiempo, estuvo ligada a la historia de su colegio: las casas se construyeron al mismo tiempo que las aulas y cuando llegaron los vecinos, los maestros salían a buscar a los niños para inscribirlos en el colegio, garantizándole a las familias que optaron por asentarse en aquel apartado lugar, que sus hijos tendrían acceso a la educación

En aquellos silenciosos días de los años sesenta, las instalaciones  de “El Yocoima” eran el centro de la educación, la cultura, el deporte, la política y la religión: allí - además de las clases- se celebraban las fiestas de Carnaval; misas dominicales, bautizos, primeras comuniones y, sobre todo, las recordadas misas de aguinaldo; el primer partido de fútbol que jugó el equipo de Los Olivos se realizó en terrenos del colegio; desde el primer gobierno de Rafael Caldera era Centro de Votación. En fin, la vida social “oliveña” tenía como única sede “El Yocoima”, porque todavía no se habían construido, ni iglesia, ni el campo de fútbol, ni las plazas. Por eso, sus recuerdos, son los recuerdos de mucha gente.

En los últimos tiempos, el colegio se ha deteriorado y si los cambios vienen acompañados de un beneficio para los alumnos, bienvenidos sean: siempre hay que tratar de ver el lado bueno de las cosas. Lo que pasa, es que como suele decirse ahora para exaltar los grandes afectos, “el Yocoima para Los Olivos a significado mucho más que un colegio con sus  “aulas tiza y pizarras”: es un sentimiento que no va a desaparecer con un cambio de nombre, porque está guardado en el corazón de la historia vecinal ”