Los Olivos en 1968, cuando, todavía no era Puerto Ordaz

martes, 25 de marzo de 2025

Filosofando en Los Olivos sobre la ciudadanía y la guayanidad

Los coordinadores de la Casa de la Cultura Héctor Guillermo Villalobos de Los Olivos, nos han invitado cordialmente a Rafael Marrón y a mí a participar en un conversatorio sobre la ciudadanía y la Guayanidad; temas muy  pertinentes, porque a pesar de qué vivimos en tiempos en que la comunicación y la información está poderosamente desarrollada por la tecnología, pareciera que los valores fundamentales de la sociedad no se viven de manera necesaria.

La Casa de la Cultura de los Olivos (como coloquialmente se le dice en la vecindad) es un lugar especial: está ubicada en un pequeño bosque de eucaliptos, cedros y una de las pocas matas de tamarindo, qué quedan en la urbanización,  gracias a  la asociación civil qué,  como comodatario se encarga de su custodia y el desarrollo de las actividades que permanentemente se realiza en el lugar.

El terreno donde está construido este centro cultural, tiene una historia curiosa paralela a la de la urbanización: en principio era un lugar destinado a la práctica del fútbol. Allí se jugó un partido amistoso entre Los Olivos y Villa Brasil qué, según recuerdan los circunstantes, quedó empatado, a pesar de qué en el último minuto, el árbitro, que improvisadamente se encargó de el evento, y casualmente formaba parte de los acompañantes de Villa Brasil, pitó un penalti en favor de los visitantes que, para su infortunio, en vez de entrar en la portería fue a parar a la “bodega de los Mathinson” que era como se llamaba inicialmente el supermercado actual.

Después, en el lugar se desarrollaron competencias de ciclismo hasta que, por la tenacidad vecinal, hoy contra viento y marea se mantiene el espacio cultural. Próximamente voy a dedicar unas líneas a los buenos vecinos que construyeron la historia de la casa de la cultura.

El evento del próximo jueves 27 de marzo a las cuatro de la tarde está diseñado como un conversatorio, para que después de las breves exposiciones iniciales, los asistentes puedan compartir opiniones sobre los temas a tratar en esta primera reunión, que tiene como intención, crear un espacio que, entre la variadisima agenda que manejan los administradores del centro cultural,  permita el abordaje reflexivo de los temas que inquietan a la gente de este tiempo 


lunes, 3 de marzo de 2025

Testimonios sobre la Iglesia de Los Olivos


Por iniciativa del padre José Gregorio Salazar, párroco de Nuestra Señora de Coromoto de Los Olivos, se están organizando algunos eventos para reconstruir la historia de esta Parroquia. En tal sentido, el próximo día 11 de marzo se realizará un conversatorio, para que los vecinos se acerquen a contar sus experiencias relacionadas con la vida religiosa de la urbanización. 

Lo que popularmente se conoce como “la iglesia de los Olivoses un pilar fundamental de la vida local; no sólo por la hermosa capilla con su campanario que puede verse desde diferentes lugares, como si fuera un centinela de la fe, si no por la extensión social de la vida parroquial a diferentes sectores y los innumerables eventos que se realizan en el salón de usos múltiples. Esto, no sólo alimenta la espiritualidad, sino que armoniza la cotidianidad de quienes han escogido este lugar para pasar la vida.  

La parroquia no siempre contó con la sede donde hoy se celebran los eventos religiosos y sociales; los espacios para la fe fueron creciendo, como creció la urbanización. A mediados de los años 60, los primeros vecinos tenían que oír misa en Puerto Ordaz, hasta que se construyó el Colegio Yocoima y allí comenzaron a celebrar a la misa, en el lugar destinado a los actos culturales.  Posteriormente se construye la capilla, idéntica a la que paralelamente se construyó en Bella Vista y, más reciente, se produce la transformación con el resultado que hoy tenemos. 

Además de reconstruir mis recuerdos, estoy tratando de investigar sobre ese periodo que va desde 1966 hasta 1970, cuándo comenzó a organizarse el catolicismo en la urbanización. He observado en el libro de bautizos, que inicialmente la parroquia se identificaba como Santo Tomás Apóstol y a partir de 1970 comenzó a llamarse Nuestra Señora de Coromoto. Sobre esto escribiré más adelante cuando haya afinado la investigación.  Lo importante, es que esto tiene que ser una tarea colectiva, y no el trabajo de una sola persona, porque hay muchos vecinos que tienen cosas que contar sobre esta pequeña historia . 

La intención de estas líneas es invitar a los “oliveños” a involucrarse en este proyecto, porque, cómo se dice repetidamente, el presente no se explica por sí mismo, y el conocimiento de la historia es fundamental para tener conciencia de lo que vale el trabajo de aquellos vecinos, que fueron promotores cuando no había nada, sólo el sueño de tener una iglesia, como la que hoy está al servicio de toda la comunidad.