Los Olivos en 1968, cuando, todavía no era Puerto Ordaz

viernes, 4 de mayo de 2012

Para Carlos Cedeño, In memoriam



Comenzamos este blog con la intención de llevar a los espacios globalizados la historia de nuestra urbanización, que al mismo tiempo es la historia de nuestra vida. Una historia que tiene muchos recuerdos, muchas alegrías y muchas tristezas; es la historia de un grupo de gente que decidió vivir en espacio territorial compartiendo todo lo que la vida ofrece. Es un espacio  que está a la orden de todos los que quieran aportar algo a la  construcción de la “memoria oliveña”.

Es muy difícil contar historias en abstracto sin referirse a personas concretas, por eso hemos dedicado esta sección para hablar de los personajes y sus anécdotas. Y quiero comenzar recordando a un amigo que nos dejó físicamente el pasado mes de diciembre: Carlos Cedeño, o mejor dicho, “Carlitos”,   que después de compartir con todos sus amigos las típicas celebraciones  navideñas en la cancha de futbol,  tomó el rumbo que el destino, más tarde o más temprano nos tiene reservado a todos.

Carlitos fue uno de los pioneros de segunda generación de Los Olivos; esta categoría es una creación personal: considero pioneros de primera generación a nuestros padres que tuvieron la genial idea de mudarse a Los olivos cuando nadie quería vivir aquí; nosotros sus hijos, que más que acompañarlos tuvimos que venir obligados  a vivir nuestra infancia en aquellas soledades que después aprendimos a querer, somos –según mi opinión- los de la segunda generación.

Carlitos  fue un protagonista indiscutible de la historia de los Olivos,  yo no soy el más indicado para describirla en detalle, solo voy a recordar una anécdota de algo que en el pasado no unió de manera importante.

Carlitos formo parte del inicio del futbol en los Olivos. Cuando se disputaba el famoso e histórico interbarrios del año 1969, era defensa indiscutible del equipo. En uno de  los juegos del certamen, yo estaba en la portería cuando ante un ataque del equipo contrario, Carlitos trato de despejar  y sin querer produjo un potente disparo contra nuestra propia puerta que, no llegue a despejar sino que me pegó con tanta fuerza en el hombro que  el balón rebotó lejos de la portería. Esto fue recordado por mucho tiempo, y todavía en fecha reciente uno de los amigos que formaba parte de aquel equipo me dijo “Te acuerdas del “chute” de Carlitos".  Un pequeño error que  dio lugar a esta graciosa anécdota, la cual no desmerita de las condiciones futbolísticas de Carlitos que siempre fue un buen jugador  y mejor amigo.

Hoy, Carlitos no nos acompaña, y no estará físicamente en la celebración de los 50 años de Los Olivos,  pero su presencia espiritual siempre estará presente,  al igual que la de los demás amigos que partieron con anterioridad. Por eso,  comenzamos este espacio dedicado a los personajes de los Olivos, en memoria del amigo que siempre estará presente en la cancha de futbol de los Olivos; allí  donde se ha escrito una historia importante de nuestra urbanización, la cual no morirá, porque como reza el dicho, solo muere lo que se olvida.
   

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