La historia siempre tiene sus curiosidades y en las anécdotas musicales de Los Olivos pasan esas cosas: antes de que se organizara el famosos Olibonche, para celebrar las fiestas de carnaval, en las calles de la urbanización se montaban pequeños "templetes" donde los vecinos de la cuadra o manzana, además de jugar con agua, organizaban pequeñas fiestas para compartir la alegría de esos días. Así, a comienzos de los setenta, en la calle Portugal, se organizó la elección de la reina en el marco de un templete de sábado de carnaval que se montó en la manzana 11, específicamente enfrente de donde ahora está el Instituto Gastronómico. Los organizadores colocaron una pequeña tarima que servía de escenario para que un grupo de rock formado por hijos de vecinos, amenizara el evento. Además, se instaló un equipito de sonido que mantenía en todo momento el ambiente musical.
Fue un buen momento de alegría, que no tenía exactamente la característica del templete "carnestolendo", porque el repertorio musical del grupo no era el más adecuado. Si bien interpretaba canciones de moda, no era la música bailable para la ocasión. Por lo tanto, los asistentes que querían “echar un pie” buscaban lo que más pudiera parecerse a las guarachas o a los calipsos. En este sentido, las canciones más bailables eran "Sugar Sugar" de The Archies, "Down on the Corner" ("Abajo en la esquina") del grupo Creedence, y "Sympathy for the Devil" (Simpatía por el diablo) de The Rolling Stones. Estas últimas, por ser las que más se acercaban al ritmo del carnaval, eran permanentemente solicitadas. La cosa extrañó a los vecinos conservadores, que no estaban acostumbrados a melodías que llevaran ese nombre ni a ese ritmo. Y así pasó casi toda la noche entre "Abajo en la esquina" y "Simpatía por el diablo". Después, la organización del Olibonche absorbió las pequeñas celebraciones de calle, quedando para el recuerdo, tal vez, como caso único, el "templete rockero de la Simpatía por el Diablo".
La pasion que se ha desatado por contar anécdotas del pasado guayanés es saludable, pero a veces viene cargada de muchas imprecisiones: escuché a un locutor recordar con nostalgia los Carnavales Dorados de Ciudad Guayana "con su calipso Abajo en la esquina". Esta canción no es un calipso, aunque el ritmo se parezca, es una melodía de un grupo de rock norteamericano dedicada a uno niños que tocaban en la calle; del mismo modo, que "Simpatía por el Diablo" no es una invocación satánica en favor de la maldad, porque la traducción correcta es "compasión por el diablo", a quién se le echa la culpa de todas las perversidades humanas